En nuestro compromiso global por la igualdad al acceso de todos los ciudadanos a los servicios turísticos independientemente de sus condiciones físicas, sensoriales o comunicativas, vamos a valorar el papel de los operadores turísticos y los retos que enfrentamos por la falta de servicios especializados para romper, no solamente estas barreras de accesibilidad, pero también para poder ofrecer a estos pasajeros la posibilidad de vivir la experiencia y disfrute de un determinado destino, servicio o itinerario. Como dato es importante resaltar que cerca del 15% de la población mundial (alrededor de 1 billón de personas) vive con algún tipo de discapacidad.
Hace unos días recibí una llamada en mi puesto de trabajo, como jefe de operaciones de un tour operador, de dos clientes con discapacidad visual. Los pasajeros querían formar parte de una expedición de senderismo y kayak en una salida de grupo a Brasil. Mi primer pensamiento fue: “que bueno recibir interés por parte de estos pasajeros para esta expedición, estoy segura que va a ser una experiencia increíble”. Mi primer paso fue la revisión de las condiciones del terreno, riesgos y medidas de contingencia que necesitaremos implementar para poder garantizar la seguridad del grupo y de estos pasajeros en concreto. Evaluada toda la operativa, procedí a revisar con nuestro equipo en Brasil para que ellos también evalúen sus propias operativas y riesgos para así poder garantizar que el grupo realizara la expedición sin contratiempos.
Sin embargo la sorpresa llegó cuando tras la revisión exhaustiva, las contingencias implementadas para poder acoger a estos pasajeros con el resto del grupo y sin incurrir en algún extra para los operadores involucrados, el coste adicional que estos dos pasajeros tenían que asumir para poder participar en esta expedición se incrementó en un 30% más que el precio estándar para cualquier otro viajero.
La falta de información en destinos con políticas de accesibilidad, la falta de formación de los trabajadores del sector turismo en esta materia y la falta de servicios especializados para estos pasajeros, hacen un reto complicado para operadores turísticos y muchas veces económicamente inaccesible para pasajeros con problemas de accesibilidad. En este caso todos estos factores han llevado a que los pasajeros que con tanta ilusión querían formar parte de nuestra expedición a Brasil, hayan decidido no hacerlo de momento ya que no les pareció justo, tener que pagar más que el resto del grupo por la misma expedición. Existen todavía muy pocos operadores especializados en turismo accesible, o con una capacidad muy limitada de destinos y oferta turística, lo que no facilita ni el acceso a una oferta amplia de productos de los que poder disfrutar, ni la integración total de estos colectivos en el concepto turístico que existe actualmente.
Bajo mi propia experiencia esto nos lleva a concluir que, por muchos esfuerzos y entusiasmo que operadores turísticos pongamos en la integración de pasajeros con algún tipo de minusvalía en nuestros itinerarios individuales o de grupo, todavía nos queda muchísimo camino por andar hacia una integridad total de estos pasajeros en nuestra industria. Como profesionales en el turismo responsable, ¿podremos llegar a romper estas barreras a favor de la integración social en las experiencias turísticas?