Durante nuestra visita a la provincia de Misiones en Argentina, tuvimos la oportunidad de visitar una de las comunidades guaraníes que está desarrollando con éxito el turismo comunitario.
Puerto Iguazú es un destino conocido en el noreste de Argentina, justo en la triple frontera con Brasil y Paraguay. Aunque el paisaje de toda la provincia de Misiones es sobresaliente, hay una razón por la cual las personas visitan esta ciudad: el Parque Nacional Iguazú con sus imponentes Cataratas, el sistema de cascadas más grande del mundo. Pero además de las cataratas, existe un gran legado cultural que es posible descubrir, visitando a las comunidades guaraníes.
Los guaraníes pertenecen a culturas prehispánicas que habitaban áreas de Paraguay, el norte de Argentina y el sur de Brasil mucho antes de la conquista española. Hoy en día, se basan predominantemente en Paraguay y Misiones. En Puerto Iguazú hay cuatro comunidades que se encuentran en la zona de las “600 hectáreas”; ésta es un área protegida que comparten los guaraníes con los llamados “Ecolodges de la selva”.
Gracias a la intermediación de Iván Piedrabuena del Ministerio de Turismo de Misiones, conocimos a Santiago, uno de los guaraníes involucrados en el turismo comunitario. Santiago proviene de Jasí Porá, una de las cuatro comunidades en Puerto Iguazú (otras tres son Ita Poty Miri, Yriapu y Tupamba’e). Jasí Porá está formada por 55 familias y en total entre las cuatro comunidades hay alrededor de 120 familias y 600 personas. El Ministerio de Turismo de Misiones presta atención al desarrollo del turismo comunitario y ha establecido varias iniciativas para apoyar e incluir a más guaraníes en el desarrollo turístico futuro. A través de una de estas acciones se creó un espacio para la promoción de la cultura guaraní en la oficina de turismo para que puedan ofrecer diferentes servicios a los viajeros.
Todo comenzó hace nueve años con el proyecto MATE que incluía diferentes comunidades guaraníes. Este proyecto terminó después de varios años y se lanzó otra iniciativa a principios de mayo de este año, con la idea de apoyar a las comunidades aborígenes y ayudarlos a desarrollar su oferta turística.
Creamos un código de conducta para que los visitantes puedan entender mejor lo que hacemos aquí. No queremos dañar a nuestra comunidad y crear efectos negativos.
“Fuimos contactados por la oficina de turismo y cuando nos dimos cuenta de que el turismo puede ser una actividad beneficiosa para nosotros, decidimos colaborar y desarrollarla juntos. Hoy ofrecemos diferentes tipos de tours que presentan a los viajeros nuestra cultura, costumbres e historia. “- comienza a explicarnos Santiago y continúa: ”La gente de nuestras comunidades realiza diferentes actividades y no todos estamos involucrados en el turismo. Es por eso que decidimos desarrollar esta actividad solo en circunstancias que son buenas para nosotros y que pueden ser beneficiosas para nuestro bienestar. Además de ésto, creamos un código de conducta para que los visitantes puedan entender mejor lo que hacemos aquí. No queremos dañar a nuestra comunidad y crear efectos negativos. El área en la que nos encontramos fue una vez completamente nuestra tierra, pero ahora solo una parte de las 600 hectáreas nos pertenece, ya que se entregaron muchas partes para la construcción de hoteles”, explica Santiago.
Las comunidades de Puerto Iguazú colaboran con otras comunidades guaraníes en otras partes de Misiones. Hay 170 en total y colaboran en diferentes áreas. Una de ellas es el turismo con la idea de difundir la actividad en toda la provincia. 10 de estas comunidades participan del recientemente creado programa de “Turismo comunitario para el desarrollo local”.
La gente de Jasí Porá intenta usar el turismo de la manera más beneficiosa posible. El 10% de todos los ingresos provenientes del turismo se reparte en la comunidad, el otro 10% se utiliza para mantenimiento y limpieza y el resto se divide entre los que tienen un rol más activo con la actividad turística. “Con esto queremos que todos sientan los beneficios. Una parte del dinero que ganamos se usa siempre para mantener nuestra comunidad y ayudar con las necesidades que tenemos. Queremos que cada familia sienta efectos positivos, incluso si no están involucrados en el turismo. Es por eso que tenemos cuidado y no queremos exagerar con el número de personas que llegan. Aquellos que vienen los consideramos viajeros y no turistas que sólo quieren ver otro lugar nuevo y luego seguir adelante.” Cuenta Santiago.
“Estamos intentando aprender más portugués e inglés para poder comunicarnos mejor con los visitantes. La cooperación con los hoteles que nos rodean también es importante,” sigue contando, “nuestro coro de niños canta a menudo en un ecolodge cerca de nosotros y a cambio ellos proporcionan comida para nuestra escuela. Finalmente, las personas que se quedan en estos hoteles vienen a visitarnos y pasan el día en nuestra comunidad”. Lamentablemente la cooperación con los hoteles vecinos no siempre es posible y en muchos casos, el personal de los hoteles recomienda a los turistas tener precauciones o no acercarse a las comunidades, en vez de colaborar con ellos.
La vida en Jasí Porá
Sobre la vida en comunidad, hablamos con Roberto, cacique de Jasí Porá. Aunque esta palabra significa algo completamente diferente en su origen, todavía se usa hoy para nombrar a la persona más importante dentro de una aldea o líder. “Lo más importante para nosotros siempre ha sido nuestra conexión con la naturaleza y el medio ambiente,” cuenta Roberto, “sin eso no tenemos nada. Nuestra vida espiritual también depende de ello. Queremos que nuestros niños aprendan sobre la naturaleza y conozcan su importancia. El turismo es bueno porque puede ayudarnos a apoyar nuestra existencia y el futuro de nuestra gente. Pero queremos llevarlo a cabo de forma que no sea perjudicial para nosotros”.
Preguntamos a Roberto si los jóvenes están dispuestos a participar en estas actividades y asumir la responsabilidad. “Están interesados,” explica, “de hecho, pero como siempre, no todos quieren quedarse aquí. Algunos se van a las grandes ciudades y continúan su vida estudiando o trabajando. Es normal. Tenemos un número estable de personas, pero puedo notar que de vez en cuando la gente se va de Jasí Porá. En nuestra comunidad tenemos escuela primaria y en otra comunidad aledaña hay una secundaria. Nuestros niños aprenden guaraní y español para que puedan hablar dos idiomas. Para la educación superior tienen que ir a la ciudad”.
“No podemos saber qué trae el futuro.” Continúa Roberto con un tono nostálgico, “tuvimos más tierra en el pasado y ahora nos queda mucho menos. Todas las comunidades aquí tienen el mismo problema porque dependemos de la naturaleza. Tenemos un fuerte vínculo con ella. Nuestros antepasados estuvieron aquí antes y esta tierra la heredamos de ellos. Los guaraníes permanecerán aquí, pero sin duda será difícil. La gente del mundo moderno no entiende nuestra posición y no se relaciona con la naturaleza de la misma manera que nosotros“.
La vida de los guaraníes alrededor de Puerto Iguazú no es fácil. Debido a un estilo de vida diferente, a veces tienen dificultades para involucrarse completamente en algunos aspectos de la sociedad argentina moderna. Además, la tierra que les queda no es tan amplia como lo era antes y se podría decir que está disminuyendo constantemente. Con las últimas iniciativas lanzadas por el Ministerio de Turismo, esperamos que las comunidades en el noreste de Argentina sientan los beneficios del turismo y los efectos positivos para su existencia futura.