En el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, hay quienes aún seguimos cuestionando los efectos que la actividad turística genera sobre las comunidades locales. Con la mira depositada en los esperanzadores proyectos de gestión comunitaria del turismo, iniciaré en Noviembre un recorrido por Centroamérica para conocer personalmente, analizar y difundir iniciativas que empoderen a sectores populares y colaboren diaria y verdaderamente con la lucha internacional contra la pobreza.
No hay dudas que la actividad turística es una de las que mayores ingresos genera en cualquier lugar del mundo. Pero se suele confundir crecimiento con desarrollo. A pesar de la aparición de muchos sellos de sostenibilidad y etiquetas de responsabilidad, todavía estamos inmersos en un contexto mundial de sobreexplotación de recursos, políticas extractivistas y un desesperado crecimiento a ciegas. En general, los beneficios económicos se concentran en pocas manos, los puestos de trabajos están muy precarizados, en la mayor parte de los casos los y las residentes locales no tienen voz ni voto en las políticas públicas. Además, los recursos naturales y culturales están siendo exterminados, al igual que la biodiversidad del planeta. La exclusión social se sigue proliferando y en más ocasiones de las que nos gustaría, no se respetan derechos humanos básicos.
Pero en los últimos años un nuevo concepto enciende una luz de esperanza para quienes creemos que otro turismo es posible. Se trata del Turismo Comunitario, pero no como un producto o tipología más, sino como una forma de gestión en la que los recursos, servicios y beneficios de la actividad están controlados por la comunidad local. Esta modalidad de administración será el objeto de estudio de mi viaje de investigación “El Turismo como propiedad comunitaria”, ya que considero que genera las condiciones necesarias para lograr que la actividad turística sea un verdadero factor de desarrollo sostenible. Sin embargo, así como debemos aprender de estas formas de gestión, también las debemos estudiar íntegramente para re-construirlas colectivamente día a día, mejorar sus/nuestros resultados, darlas a conocer y fomentar su efecto multiplicador.
Centroamérica es una de las regiones que más proyectos de gestión comunitaria desarrolla actualmente. En este viaje de investigación, que durará aproximadamente 4 meses, visitaré personalmente diversas iniciativas localizadas en Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México. El día a día de la investigación se podrá seguir en la web www.turismodespierto.com, facebook, twitter e instagram, para que todas aquellas personas que se vean interesadas en conocer y fomentar un turismo más justo puedan participar y sumarse a nuestra experiencia, ya que sin lugar a dudas, el cambio que buscamos generar debe ser colectivo.
El sueño por un turismo mejor no está perdido. Con aciertos y falencias, muchas asociaciones, organizaciones, comunidades y cooperativas han puesto en marcha una maquinaria que busca ser lo más humana posible. Es mi deseo que “El Turismo como propiedad comunitaria” sea un pequeño aporte para que en los próximos años la gestión comunitaria del turismo conforme una base sólida para organizarse y tomar decisiones (públicas y privadas) en favor de un turismo constructor de un mundo mejor.