Antes de entrar en materia, pretendo contribuir a una reflexión sobre la relación entre el Patrimonio Cultural, el Turismo Industrial, y el Turismo Creativo y su importancia para la diferenciación de los destinos, territorios y de sus ofertas turísticas.
Debemos tener en cuenta la siguiente premisa y trabajar en base a ella: “La gente no quiere comprar PRODUCTOS, quiere CONSUMIR EXPERIENCIAS, quieren ser parte de las historias”.
Desde el propio sector debemos emocionar. El turismo es emoción y si no hay emoción, no hay turista. Ser capaces de elaborar una buena historia es lo que convierte nuestra actividad de trabajo, empresa, industria o territorio en un buen producto de turismo industrial, de turismo creativo o de marketing territorial.
Nuestro objetivo debe de ir orientado a convertir turistas observadores en turistas participativos. Creo que es indispensable que fomentemos un turismo responsable y acerquemos al turista a la población local, dando un valor añadido a sus profesiones, cultura, tradiciones y patrimonio buscando un enriquecimiento colectivo.
Para que haya un desarrollo local debe existir un equilibrio en cada experiencia buscando siempre la implicación de un viajero consciente de su actuación, solo así, conseguiremos que el propio visitante se convierta en un embajador entusiasta de nuestro territorio.
La sensibilización es clave si queremos transmitirle la importancia que tiene el consumo de productos locales, a través, por ejemplo, del llamado turismo industrial.
El turismo industrial es un sector novedoso que se centra en aquellos perfiles de personas que no se conforman con leer la etiqueta de las materias primas o ingredientes de los productos, sino que quieren vivir una experiencia única, adentrarse en el mundo del producto y conocer su proceso más de cerca.
El turismo ya no se reduce a la experiencia contemplativa. Ahora el turista se siente atraído por las peculiaridades de un lugar, por la singularidad de las experiencias que ofrece, por la posibilidad de participar activamente en la cultura, tradiciones y modo de vida de los residentes. En definitiva, la curiosidad, la participación, la indagación, el aprendizaje y la experimentación son factores decisivos a la hora de elegir destino.
Como consecuencia de este cambio de perspectiva podemos observar un mayor interés por experiencias turísticas ligadas a las artes, las tradiciones, la cultura local y el patrimonio.