Con una recesión económica mundial sin precedentes desde hace un siglo, El Salto habla con Ivan Murray —profesor de Geografía en la Universidad de las Islas Baleares (UIB) e investigador en economía ecológica del turismo— sobre las perspectivas de la industria turística en los tiempos que vienen. Travindy te ofrece un pequeño resumen de la entrevista.
¿En qué situación queda el turismo tras la pandemia?
El turismo funcionó como solución a la crisis de 2008. En 2012 se superaron los 1.000 millones de turistas internacionales; el año pasado hubo 1.400 millones. Los procesos de turistificación se extendieron por todo el planeta, aunque de manera desigual, y se extendieron las dinámicas de mercantilización turística hacia nuevos ámbitos como la vivienda. Eso atrajo a los capitales financieros, que han ido cobrando protagonismo en la acumulación de base turística. La pandemia ha mandado parar y el turismo global es el Lehman Brothers de la crisis del covid-19. Los escenarios de incertidumbre hacen que sea prácticamente imposible reactivar el ciclo turístico, ya que este requiere hipermovilidad y aglomeración.
El spanish model se ha centrado en el monocultivo del turismo y el ladrillo, ¿cómo afecta a la economía española el desplome del sector turístico?
El hundimiento del sector tiene y tendrá un impacto brutal en la economía española. Hay que tener en cuenta que muchos puestos de trabajo están directa o indirectamente vinculados al turismo. Además, la crisis de producción derivada del confinamiento va a mutar en crisis de demanda tras la ola de despidos que se puede producir cuando nos enfrentemos a la crudeza de la imposibilidad de volver a la “normalidad”. Los efectos del hundimiento turístico serán geográficamente desiguales y las principales zonas turísticas, como los dos archipiélagos, pueden calificarse como la zona cero del desastre.
¿En qué medida van a verse afectadas las ciudades y el litoral de la península Ibérica y las islas?
Las economías del litoral peninsular y las islas quedarán totalmente trastocadas. Con una incidencia diferente, ya que los archipiélagos dependen mucho más del turismo internacional que las zonas turísticas peninsulares. La interrupción de los vuelos internacionales supone el descalabro de las economías insulares, mientras el turismo doméstico podrá tener todavía un cierto peso en las peninsulares. La dimensión inmobiliaria vinculada al turismo se verá muy tocada en todas las provincias turísticas litorales. Ahora los activos turísticos son activos tóxicos, incluso en la meca del turismo europeo que es España.
Ante un horizonte marcado por la emergencia climática y la profundización de la brecha social, ¿qué papel pueden jugar los movimientos y las redes contrahegemónicas?
La crisis que se abre ahora, cuyo origen es la ruptura metabólica planetaria, se puede interpretar como la antesala de la quiebra del capitalismo global, recordando a Ramón Fernández Durán. La experiencia reciente de la crisis de 2008 y sus soluciones están demasiado frescas en la memoria colectiva. En los últimos años ha ganado terreno la lucha contra el capitalismo fósil y el cambio climático, desde posturas cada vez más radicales. Ambas deben servirnos de marco de referencia a partir del cual construir las vías de reorganización social y política, articulando una posición frontal a las políticas business as usual y construyendo narrativas y proyectos que permitan vislumbrar un horizonte más allá del capital y sus pandemias.
Este artículo es un resumen de la noticia original publicada por El Salto: “Ivan Murray: “El turismo global es el Lehman Brothers de la crisis del covid-19””.