En el reciente reporte “Pequeños pueblos y Caminos de Italia”, publicado por la Fundación Symbola se identificaron 44 itinerarios a pie en toda la península y sus islas, cubriendo un total de 15400 kilómetros. La mayor parte de estos itinerarios unen pequeños pueblos, dando la posibilidad a partir del turismo de activar distintos servicios en los territorios que se visitan. Si tenemos en cuenta que los pueblos con menos de 5000 habitantes constituyen casi el 70% del total de localidades italianas y albergan el 16.5% de la población total del país, el potencial para generar un impacto positivo gracias a nuevos caminos es muy importante.
En la edición 2020 del Festival ITACA de Turismo Responsable varios eventos estuvieron dedicados a este tema y uno de ellos, “Camminatori di tutta Italia: Unitevi” contó con la participación de asociaciones que gestionan distintos caminos, donde explicaron las características de estos itinerarios y resaltaron el valor que generan en los territorios que atraviesan.
En primer lugar, para ser denominado camino, los senderos deben contar con algunas características especiales como, por ejemplo: durar al menos 4 días, tener un mapa diseñado con paradas establecidas y una distancia de unos 20 km aproximadamente entre cada parada. Algo muy importante es que deben seguir un tema que haga de eje conector entre todos los distintos atractivos que se visitan, pudiendo ser este eje religioso, histórico, ambiental o una combinación, como es el caso de varios itinerarios.
El efecto multiplicador que generan en los territorios que atraviesan es muy importante, ya que para recibir a los visitantes se activan desde nuevos alojamientos, servicios de restauración y excursiones, hasta la actividad agrícola para proveer los ingredientes de la cocina a kilómetro cero.
Principales rutas
Entre los caminos más conocidos, se presentó la Via Francigena, importante ruta de peregrinación que inicia en Canterbury (Inglaterra) y termina en la ciudad eterna de Roma. Este es el camino más recorrido de Italia y es reconocido dentro de los itinerarios culturales europeos. Sus distintas etapas son gestionadas por diferentes asociaciones que se encargan de realizar el mantenimiento, la promoción, así como proveer información sobre el recorrido y los servicios a los visitantes. Existe a su vez la Asociación Europea de las Vías Francígenas (AEVF) que actúa en calidad de sujeto autorizado oficialmente por el Consejo de Europa.
Otro camino presentado fue la Via de la Lana y de la Seda, que une las ciudades de Bologna (Emilia Romagna) y Prato (Toscana), llamada así porque en la edad media unía el comercio entre ambas ciudades que se especializaban respectivamente en la producción de la seda y la lana. Este camino se diseñó como alternativa a la Via degli Dei, que conecta Bologna con Florencia y que en los últimos años se volvió muy popular. A pesar de tener un recorrido similar estas rutas no compiten entre sí y se complementan, generando a su vez nuevas oportunidades para distintos pueblos y brindando diferentes estímulos para los viajeros. La vía se inauguró en 2018 y se firmó un acuerdo de colaboración con la agencia de promoción turística de Bologna con lo cual recibe bastante atención de los medios de comunicación.
Nuevos caminos y retos a superar
No faltó la experiencia de nuevos caminos que se crearon recientemente gracias a la iniciativa de emprendedores. Es el caso de Lombardía, con el Camino de Carlo Magno y la Via Valeriana, dos senderos basados en distintas leyendas sobre sus orígenes, que recorren 240 kilómetros y que en su primer año de operación (2019) recibieron 1000 visitantes, principalmente mujeres. Estos senderos atraviesan pequeños pueblos que sufren del fenómeno de despoblación, con lo cual las oportunidades que puedan generar pueden ser fundamentales para ayudar a revertir esta tendencia presente en toda Italia.
Una problemática común a todos los caminos es la actividad principalmente ad honorem de todas las asociaciones o emprendedores que se embarcan en la creación y mantenimiento de los caminos. Teniendo en cuenta los numerosos beneficios que genera, tanto económicos como socio-culturales, este tipo de turismo debería recibir más inversión de parte de las instituciones. Sin embargo, un aspecto destacado por los participantes es que los senderos que funcionan bien en Italia, nacieron a nivel local, por iniciativa de actores del territorio que se pusieron en red para llevar adelante el proyecto. Este es el caso del Camino de San Benedetto, recorrido de 300 kilómetros y 16 paradas, con un eje religioso, en el que se visitan los lugares más significativos de la vida de San Benedetto de Norcia, combinando la belleza de los paisajes naturales y culturales de las regiones de Umbria y Lazio.
Finalmente, el Cammino nelle Terre Mutate (camino por las tierras transformadas) atraviesa localidades del centro de Italia que fueron afectadas por el terremoto del 2016, permitiendo conocer las historias de resistencia de las personas que habitan este territorio. El sendero se extiende por más de 250 kilómetros desde Fabriano a L’Aquila, atravesando 4 regiones (Marche, Umbria, Lazio y Abruzzo).
Las oportunidades detrás de los caminos
El modelo de turismo lento que proponen estos caminos permite vivir experiencias transformadoras a los viajeros. También, contribuye a dar una segunda oportunidad para muchos territorios olvidados del país, valorizando su patrimonio natural y cultural y conectando las distintas vocaciones de cada pueblo.
La búsqueda de reconexión con la naturaleza motivada por la crisis de la pandemia puede ser la ocasión ideal para que estos itinerarios sean conocidos por muchos más visitantes. De todas formas, será necesario más apoyo de las instituciones para que éste no sea sólo un efecto de la actual coyuntura, sino una verdadera estrategia de regeneración para la Italia rural.
Todos los eventos de la edición 2020 del Festival IT.A.CA, incluido el mencionado en este artículo, pueden verse en su Canal de You Tube.