El pueblo Mapuche es una comunidad originaria de la Patagonia, asentada allí desde antes de que el territorio se dividiera entre los países de Chile y Argentina, y dejando a esta comunidad sin reconocimiento étnico ni identidad.
A lo largo de las últimas décadas el pueblo mapuche ha sufrido una exterminación de su cultura, una forzosa asimilación de las culturas fronterizas y una expropiación de su propio territorio. Esta situación ha generado conflictos raciales y territoriales a raíz de la adquisición de grandes extensiones de terreno por parte de empresarios y multinacionales extranjeras.
Según la CNN Latinoamericana “Una de las adquisiciones más conocidas fue la que hizo Carlo Benetton, familiar de la conocida marca italiana de ropa. El empresario compró terrenos que suman 900.000 hectáreas (unas 132 veces el área de Manhattan) en territorio de la Patagonia argentina.”
El mayor desafío para estas comunidades radica en las dinámicas existentes entre el estado, las corporaciones privadas y las propias comunidades. En la mayoría de los casos establecidas históricamente en diferentes estadios de poder. Y es fundamental conocer este tipo de relaciones para poder crear estrategias de actuación efectivas para las comunidades indígenas.
El caso del pueblo Mapuche y su papel dentro de la actividad turística también supone muchos retos a superar. Su territorio y cultura sufrió lo que algunos autores denominan “expansionismo turístico”, el uso indiscriminado del territorio para su posterior explotación turística sin la involucración directa de la población indígena en su desarrollo.
A este fenómeno también debemos añadir las políticas de la Administración de los Parques Nacionales, a través de las cuales las comunidades que se encuentran dentro de su jurisdicción remplazan total o parcialmente sus actividades tradicionales (agricultura y ganadería) por el turismo, hecho que en la mayoría de los casos, surge por imposición a través de las limitaciones legales del desarrollo de estas actividades por parte de los organismos estatales.
Mientras todo esto sucede, las comunidades luchan por una mayor visibilización como Pueblo Mapuche y reivindican el derecho a ser los gestores y los principales agentes turísticos en su propio destino. Ellos, como comunidad, desean hacer un uso de su territorio (administrado actualmente por la figura de Parque Natural) y tener el control de la actividad turística que en él se está desarrollando.
Sin embargo, la realidad es que el pueblo mapuche representa, en casi la totalidad, la mano de obra barata del sector turístico de la provincia, no tienen acceso a puestos de trabajo de responsabilidad o de gestión, representan la mano de obra no cualificada de la hostería y hotelería y por supuesto no pueden acceder a generar un proyecto turístico basado en su perspectiva territorial y en sus costumbres. No poseen ni apoyo financiero, ni técnico, ni los medios necesarios para poder iniciar este tipo de estrategias correctamente.
El reto está en conseguir que el turismo sea para ellos un elemento dinamizador de su cultura, sus tradiciones y su identidad como población indígena. Cambiar la perspectiva de las administraciones públicas y de los miembros de las instituciones responsables para poder encontrar una alternativa viable y sostenible a través de la cual el territorio Mapuche pueda resurgir, obtener su identidad y ser reconocidos como comunidad indígena originaria y única.
Fuentes adicionales de utilidad:
Turismo comunitario en territorios conflictivos. El caso de las comunidades indígenas mapuche en la Región de los Ríos en Chile (M. Jeanette & P. Vera, 2015)
Expansionimo turístico, poblaciones indígenas Mapuche y territorios en conflicto en Neuquén, Argentina (S. Valverde, G. Maragliano & M. Impemba, 2015)
Conflictos por los recursos y el territorio en Patagonia norte. Un caso de estudio en un área adyacente al Parque Nacional Nahuel Huapi y la cuenca del río Ñirihuahu (Argentina) (G. Galafassi, 2011)