Este artículo retoma los temas de un artículo anterior sobre una iniciativa de TUI Cares en Creta, Grecia. LFE, una empresa social radicada en Creta, es una de las organizaciones que participa en este proyecto. Conocí a uno de los fundadores de Local Foods Experts (LFE), Sotiris Bampagiouris, cuando diserté en una conferencia en Atenas en octubre del año pasado.
Tuve la oportunidad de entrevistar a Bampagiouris y a Konstantinos (Kostas) Bouyouris, otro de los fundadores, sobre su trabajo. El equipo que creó LFE surgió de un interés común en conectar el desarrollo del turismo con la producción de alimentos, se ha dedicado a esta tarea desde la década de 1990 y fundó LFE en 2013 para combinar las iniciativas de sus integrantes y trabajar de forma conjunta.
El origen y la visión
Durante la década de 1990, los agricultores de Creta estaban dejando de dedicarse a la tierra en favor de una opción más viable desde el punto de vista económico: formar parte del personal de los hoteles. Bouyouris explicó que, como pioneros de los sistemas de alimentos locales y sostenibles que eran, tanto él como Bampagiouris (los expertos que se asociaron para crear LFE) se acercaron a los propietarios de los hoteles con la esperanza de que “lentamente, de a poco, estos reemplazarían los alimentos convencionales importados”. Presentaron a los hoteles un caso de negocios para motivar a los agricultores locales a cultivar las tierras cercanas y, de esta menara, garantizaron la cooperación de una cadena de la región con los agricultores locales, quienes acordaron dedicarse a los alimentos orgánicos. “Logramos una alianza estratégica, y eso fue algo muy importante para el movimiento orgánico”, dijo Bouyouris. “Al mismo tiempo, los propietarios de la cadena comenzaron a permitir el cultivo de tierras inactivas, porque tenían muchas tierras donde, con el tiempo, construirían hoteles. Esas tierras se convirtieron en tierras productivas”.
Según Bampagiouris: “Tratamos de establecer lazos de sostenibilidad entre los administradores y el personal de los hoteles, las unidades de producción de alimentos, los agricultores y los ciudadanos locales. Intentamos respetar sus necesidades y comprender todos los aspectos de la sostenibilidad. No es fácil explicar en términos sencillos a los agricultores qué es la sostenibilidad. Cuando se levantan cada mañana, necesitan soluciones para sus problemas, de manera que puedan producir lo que se necesita; por lo tanto, tratamos de crear sistemas de alimentos autosuficientes que funcionen en el área local”.
Esta es la representación de la relación simbiótica que existe entre la tierra, las personas que viven en ella, las personas que la visitan y las personas que la utilizan para establecer sus negocios. Estos factores se entrelazan para formar un sistema que funciona mejor para todos. Además, demuestran el poder que los compradores institucionales pueden tener en las comunidades locales.
La alimentación de kilómetro cero
LFE mejora tanto los productos como los servicios. Los productos abarcan desde lácteos a productos procesados, como aceite de oliva y vino, pasando por frutas y verduras, con un énfasis en el procesamiento con valor añadido. Los servicios también forman parte de la ecuación, como los pequeños agricultores de las aldeas que pueden ofrecer una “alimentación de kilómetro cero”.
Para explicar mejor esto, Bouyouris hizo referencia al libro 100 Mile Diet( en español, La dieta de las 100 millas. Mi versión favorita de esta historia es Animal, Vegetable, Miracle, de Barbara Kingsolver, que incluye historias encantadoras sobre sus intentos de criar sus propias aves de corral). Compartió una anécdota de un turista que los visitó y dijo, después de recorrer granjas y centros de producción locales de alimentos: “Sabe una cosa, después de hacer este recorrido, me doy cuenta de que la dieta de cien millas se parece más bien una odisea”. Cien millas es demasiado: en Creta, existe una diversidad sorprendente ¡en tan solo 20 millas!
Las comidas locales preparadas por pequeños agricultores son una experiencia auténtica muy buscada por los turistas. Pero es complicado, porque los agricultores no necesariamente comprenden el valor de lo que, para ellos, es su vida cotidiana. Bouyouris dijo: “Tienen que aprender que, de alguna manera, ellos representan los frutos de la civilización gastronómica de esta zona”.
Las personas que han vivido en el mismo lugar durante toda su vida pueden no ser capaces de apreciar la estrategia local sin salir de su entorno y reconocer el valor único de los factores que, juntos, conforman la esencia de un lugar: el sol, el suelo, las personas, el agua. Todo se alinea en una fórmula específica, y si uno ha vivido dentro de esa fórmula durante toda su vida, puede que no parezca particularmente especial.
Bouyouris profundizó en este tema. “Este es uno de los obstáculos más grandes de la difusión de la sostenibilidad en lugares impolutos como Creta”. Propuso una analogía que podría ayudar a explicar mejor este desafío (¡debo admitir que fue bastante esclarecedora para mí!). “Imagínate los agricultores de los Estados Unidos, de la zona donde se cultiva maíz, digamos, a los que se ha presionado en relación con los pesticidas y la contaminación. Ellos saben qué significa la presión ambiental. Saben cómo se ve un río contaminado. Aquí en Creta, en las montañas, donde todo es límpido e inmaculado, y los agricultores no han visto la contaminación con sus propios ojos, el problema es difícil explicar, porque ellos viven en un entorno muy limpio. Necesitan darse cuenta de que, más allá de donde viven, existe otra realidad, y que ellos son la representación de un modelo sostenible que tenemos que destacar”.
Si los agricultores obtienen valor, los hoteles también
Un concepto importante que Bampagiouris destacó es la importancia de demostrar a los agricultores la posibilidad de que la próxima generación trabaje la tierra, lo cual dará estabilidad a comunidades enteras. También mencionó que el suelo saludable se traduce en capital. “Un pequeño grupo de agricultores comprende que es una herramienta importante para el posicionamiento del hotel como producto. Necesitamos naturaleza. Necesitamos sus tierras como parte de este nuevo modelo de hotelería”, explicó Bampagiouris.
LFE describió un enfoque para unir a los proveedores en “grupos de excelencia”. Con los miembros de un grupo, se dedican a procesos sostenibles y a desarrollar operaciones a través de capacitación, documentación, auditoría y elaboración de informes. Por ejemplo, en la imagen de abajo, se muestra la útil herramienta visual que LFE usa para mostrarle a los agricultores y a otras partes interesadas cómo los agricultores se están desempeñando en determinados indicadores clave de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés). Esto genera un beneficio enorme para los compradores institucionales locales, que prefieren la consistencia y confiabilidad en sus cadenas de suministro.
Cuando pregunté a LFE sobre cómo las lecciones aprendidas podrían aplicarse a otras categorías de productos además de los alimentos, destacaron que el “producto” realmente se trata de la información. La información de estos proyectos que conectan a los productores sostenibles con los hoteles son la base de las estrategias y decisiones futuras. Para la selección de hoteles que participarán en el programa, no solo se tiene en cuenta cuántos alimentos sostenibles pueden adquirir, sino cómo el hotel piensa usar la información. LFE prefiere trabajar con propiedades con las que puedan estar seguros de que el producto y el mensaje llegarán al público adecuado. En palabras de Bouyouris: “¿Qué sentido tiene comprar alimentos sostenibles si los huéspedes y los operadores turísticos no lo saben? Aprovechar al máximo las oportunidades de marketing es muy importante para que nosotros invirtamos en una colaboración”. Bampagiouris agregó: “No es lo mismo de siempre. Se trata de conectar valores con servicios”.
Para obtener más información, puede comunicarse con LFE a través de www.localfoodexperts.com y aprender más sobre el proyecto TUI Cares aquí y aquí.
Este artículo ha sido traducido por nuestra colaboradora Eugenia Puntillo, traductora profesional.