Además de mujer, feminista y activista por la causa del emprendimiento y el empoderamiento femenino, tengo una explicación muy objetiva: invertir en las mujeres es invertir en el COLECTIVO, en el desarrollo local. Muhammad Yunus (mi ídolo), Premio Nobel de la Paz en 2006 por crear un hermoso proyecto de microcréditos en Bangladesh en la década de los ‘70 en el que solo las mujeres podían tomar préstamos, ya admitía que: “Las mujeres son las más pobres entre los pobres. Y están desesperadas para poder cuidar a sus hijos como se merecen. Los hombres no están con sus hijos en tiempos de crisis. Ellas sí. Ellas tienen más razones para salir de la pobreza, sus hijos”. Desde entonces, los principales proyectos de desarrollo socioeconómico en el mundo tienen como principales protagonistas a la mujer.
Después de una profunda reflexión (durante un bonito proceso de coaching basado en la antroposofía), descubrí que lo que realmente me molesta y a la vez me motiva a hacer algo al respecto es: 1) la baja autoestima de los brasileros (generalmente pensamos que todo lo que tenemos es peor que en el resto del mundo); 2) el prejuicio contra todo lo que es diferente a nosotros, ya sea clase social, raza o género (siempre he visto belleza y riqueza en la diversidad); y 3) las pocas oportunidades de elección para las mujeres, ya sea por falta de privilegios, o incluso debido a la presión social.
¿Cómo puedo ayudar a las mujeres en Brasil? Después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que lo que realmente quiero es crear oportunidades para que las mujeres cambien sus historias a través del derecho de ESCOGER. Esto es lo que me impulsó a crear Vivejar, un tour operador brasileño y una empresa social B Corp dedicada al turismo comunitario.
En Vivejar creemos que debemos construir el turismo creando resultados positivos para las mujeres a través de 3 aspectos principales:
- Generación de ingresos: el turismo es una actividad económica. En las comunidades donde trabajamos, a las mujeres se les paga por todo el tiempo y el trabajo que dedican a los turistas: por ofrecer sus casas o posadas familiares como alojamiento, por las deliciosas comidas que nos preparan, por los talleres, actividades y charlas que nos ofrecen! Los ingresos que, en muchos casos, no son prevenidos (ingresos extra), van directos a sus manos para que sus sueños se hagan realidad, por ejemplo una pequeña reforma de la casa o la adquisición de un bien importante o deseado. ¡Estos ingresos de sus sueños!
- Preservación de la cultura y el medio ambiente: asumiendo que el turista viene, y por supuesto, quiere conocer la historia, las costumbres locales, disfrutar de la naturaleza y visitar los lugares de la comunidad más relevantes, es de vital importancia que todo esté bien cuidado, limpio y preservado. Una razón más para que la comunidad se adecue, se mantenga y mejore mucho más. ¡La preservación en este caso equivale a ingresos! Si es bueno para la comunidad, también es bueno para los turistas.
- Incremento de la autoestima: creemos en el valor motivacional del elogio y del reconocimiento público. En el trabajo, nos renueva la energía, la satisfacción y el deseo de ser cada vez mejor. En el turismo comunitario, cuando un turista escoge pasar su tiempo libre (hoy cada vez más escaso) en esa comunidad, puede considerarse como un gran cumplido. Y cuando está dispuesto a pagar para vivir esa experiencia cotidiana, durmiendo en sus casas, comiendo sus típicos platos caseros en el patio, traídos directamente de la cocina, e interesado en conocer sus actividades, como la artesanía y la pesca, ser guiado por los senderos, bailar y celebrar todos JUNTOS , ¿no es un magnífico cumplido? Alguien que está dispuesto a invertir para conocer mi vida, que hasta entonces yo misma la podría encontrar aburrida, me hace sentir merecedora. ¡El elogio es bueno y nos gusta mucho!
Parece obvio, pero cuando hablamos de las mujeres que viven en pequeñas comunidades esparcidas por todo Brasil – en mi opinión, aquellos lugares donde encontramos las mejores experiencias, las mejores historias, la mejor comida, en resumen, el verdadero Brasil – muchas de estas mujeres NO TIENEN OPORTUNIDADES. Quedarse o marcharse, casarse o quedarse soltera, estudiar o no. Muchas de ellas hacen lo que hacen porque NECESITAN hacerlo. ¿Les gusta? A veces sí, otras veces aprenden a que les guste. Siempre son fuertes, resilientes, capaces de encontrar belleza y felicidad en las cosas pequeñas. Pero si pudieran volver atrás y tener una oportunidad, probablemente hubieran seguido otros caminos.
[Este artículo fue escrito originariamente en inglés y ha sido traducido por Cristina Vilà]