Inmersos en una crisis de valores, demandamos la puesta en marcha de políticas responsables en todos los sectores de nuestra economía. El turismo en España, no es ajeno a este reclamo. Profesionales que exigen una imagen de marca más próxima a nuestra realidad, y viajeros que reclaman autenticidad y competitividad.
Estudios recientes como los realizados por CREST o TIES refuerzan la necesidad de dirigir nuestros esfuerzos hacia un turista más responsable y destinos o empresas más éticas. Lo que para muchos es puro marketing, para otros, es la realidad: ecoturismo. España ha estado muchos años perdida en la maraña “del sol y playa” y en la actualidad, aún carecemos de datos que delimiten de forma objetiva el rumbo que el sector debe tomar en cuanto a prácticas sostenibles se refiere.
El Club de Ecoturismo en España es una metodología impulsada por la Secretaría de Estado de Turismo desde 2008. Su puesta en marcha a raíz de la Carta Europea de Turismo Sostenible y Reservas de la Biosfera, radica en la necesidad de distinguir buenas prácticas entre empresas y destinos. Es en 2013 cuando la Asociación de Ecoturismo de España asume la gestión del Club de Ecoturismo, ante la dificultad que supone crear desde cero una entidad gestora y la necesidad de tener un respaldo empresarial que hiciera las labores del Club.
Esta carencia y reclamo social han promovido proyectos como el recién presentado Observatorio de Ecoturismo de España. Hablamos con Amanda Guzmán, gerente de la Asociación Española de Ecoturismo bajo la marca Soy Ecoturista y entidad gestora del Club de Producto de Ecoturismo, para conocer con más detalle esta iniciativa.
Tal y como señala Guzmán, el proyecto nace en el seno de la Declaración de Ecoturismo de Daimiel. Evento que se clausura bajo el consenso en la necesidad de disponer de datos que permitan gestionar y posicionar el ecoturismo en nuestro país. Así, la Secretaría de Estado de Turismo presenta en la pasada edición de Fitur 2018 la puesta en marcha del proyecto “Observatorio de Ecoturismo”, que se ejecuta a través de la Asociación Española de Ecoturismo.
En la actualidad, el proyecto se encuentra en la fase de estudio y creación de una metodología de investigación que se traduzca en datos que nos aproximen a la realidad del ecoturismo. Incluye dos fases de trabajo, la primera finaliza durante el mes de junio y se espera obtener información sobre el perfil del viajero, potencial consumidor de una oferta vinculada al ecoturismo, a través de una encuesta. Ardua tarea, que incentiva la participación bajo la campaña #SoyEcoturista. Al finalizar el cuestionario, el viajero recibe un código promocional y entra en el sorteo de un viaje de ecoturismo. Con el fin de generar “networking” entre las empresas miembro y premiar su participación, éstas a su vez forman parte de la promoción.
Los primeros datos verán la luz el próximo mes de junio. Guzmán recalca que tanto sector público como privado, podrán consultar este primer informe de la demanda de ecoturismo. Si bien, nos recuerda que un objetivo de estos primeros resultados es corregir cualquier aspecto de la metodología aplicada y cuya mejora pueda ofrecer datos más veraces durante la segunda fase. El acopio de información sobre el viajero se realizará durante todo el año, “es un proceso continuo”, incide Guzmán.
La investigación en ecoturismo requiere de grandes esfuerzos, tanto a nivel humano como económicos. De ahí que se haya decidido canalizar estos datos a través de una red en la que ya existen algunas empresas que trabajan en el sector ecoturismo. Esto puede suponer para muchos agentes implicados la posibilidad de tener a finales de año una primera visual del sector sobre la que seguir construyendo un sistema turístico más competitivo.
Ante la cuestión de qué entiende el proyecto Observatorio de Ecoturismo de España por “ecoturismo”, Guzmán recuerda que este concepto se desarrolló en la Declaración de Daimiel 2017 y es la base sobre la que se trabaja. Terminología que puede ser debatida, aceptada o no, pero que podría sintetizarse en “viajes a espacios naturales que conlleve un conocimiento más amplio del territorio y sus recursos así como la implicación del viajero con empresas locales”.
Además se está realizando en castellano, catalán e inglés, lo cual amplía las posibilidades en la recogida de información bajo esta metodología de investigación cuantitativa. Idiomas que, según afirma Guzmán, se verán ampliados en futuras fases del proyecto puesto que “ya se han visto necesidades como la traducción a más idiomas en algunos destinos”.
A pesar del escepticismo que genera entre algunos profesionales, dado el “descontrol” y “mala praxis” del término ecoturismo y turismo sostenible por parte de figuras muy visibles, responsables de empresas y colectivos, no podemos obviar que se trata de un paso hacia adelante para el sector. No se conocen iniciativas similares que se hayan puesto en marcha en otros países, si bien sí existen precedentes aplicables a otros sectores. Podría ser en un futuro un modelo a replicar en otros países, con la riqueza que supondría su aplicación a distintos contextos.