Filipinas anunció que cerrará su isla de Boracay, un importante destino vacacional, a los turistas durante seis meses, ante la preocupación de que esta se acabe convirtiendo en una “cloaca” contaminada por las aguas residuales.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ordenó el cierre a partir del 26 de abril, tras amplias discusiones sobre el impacto de la decisión que incluyen a los alrededor de 17.000 trabajadores que se verán desplazados de la zona.
“No se trata de los beneficios económicos, se trata de la voluntad política para abordar años de negligencia con el medio ambiente”, apuntó el subsecretario de Turismo, Frederick Alegre. “Tenemos que actuar con rapidez para salvar la isla y evitar un mayor deterioro”.
En febrero, Duterte dijo que las aguas de Boracay se habían convertido en una “cloaca” en la que los desechos humanos se vertían al mar. Según el ministerio de Medio Ambiente, 195 establecimientos y más de 4.000 clientes residenciales no están conectados a la red de alcantarillado.
Este artículo es un resumen de la noticia original publicada por La Nacion: “Filipinas cerrará una isla a turistas por contaminación”.