Ahora, viendo como andaban nuestros próceres –sin distinción de partido, sexo o religión–, pasmando por FITUR, la feria de turismo sexista con más azafatas per cápita del mundo, convendría preguntarse: ¿De verdad esos repartidores de folletos tenían un proyecto de turismo sostenible para El Bierzo? Vamos al lío.
Los dos lugares más visitados del Bierzo son Las Médulas y el Palacio de Canedo. Aquí acaban las coincidencias: el resto son diferencias cuyo análisis abre las carnes.
Las Médulas es un plató de cine venido desde Saturno, digno de Spielberg, un legado de los ingenieros romanos y los mineros indígenas. El paso de los siglos ha convertido en arte un destrozo ecológico propio de una cantera de Martínez Núñez o de Victorino Alonso. ¿Mérito de los bercianos? Ninguno. ¿De nuestras autoridades turísticas? Ni un gramo.
Durante siglos fue el abandono absoluto, luego décadas de tira y afloja entre poderes públicos, un pueblo en ruina total y un entorno degradado.
El segundo lugar más visitado del Bierzo, el Palacio de Canedo, es una propiedad privada, gestionado por un emprendedor visionario e irrepetible, José Luis Prada. El Palacio de Canedo no es una herencia romana, no nos cuesta un euro público y genera empleo y mucha riqueza en la comarca; es una iniciativa levantada a pulso, con sudor, tesón a destajo, talento, arrojo y una demostrada capacidad de ilusión y entusiasmo.
El Palacio de Canedo está cuidado, mimado, desde que entras hasta que sales y pagas el gustazo de darte un homenaje. Cada detalle, cada Flor, cada madera trabajada con amor de artesano. Un centro de mesa, una lámpara acogedora, un artesonado que compite con el de Fonseca, un trato humano exquisito. Llegas a Las Médulas y te se caen las bragas. El parking disuasorio no disuade, los letreros rotos o caídos, los centros de recepción con horarios administrativos, los bares que dan pena, no pidas más allá del menú del día y una cerveza caliente. Una casa tras otra en ruinas, bañeras y somieres oxidados decorando el prado, ¿dónde están las papeleras? ¿Y la wifi? ¿Y la atención a bebés o minusválidos? Oiga, que no quiero contaminar este Patrimonio de la Humanidad y he venido en coche eléctrico, ¿dónde puedo recargar la batería?
¿Cargar la batería de un coche eléctrico? ¿Energías renovables? ¿Respeto al medio ambiente? A nuestros repartidores de folletos en FITUR ni se les pasó por la cabeza. Pero llegas al Palacio de Canedo con tu coche eléctrico y Prada tiene allí instalado un punto de recarga, decorado a tope, con su característico estilo.
Este artículo es un resumen del artículo original publicado por La Nueva Crónica y escrito por Valentín Carrera: “Prada, turismo sostenible entre folletos vacíos”.