“Juanita me convidó unos chipás que estaban riquísimos, pero más allá de lo rico tenían algo que me hacían identificarlos con la naranja aunque no lo fueran. Le pregunté qué tienen, entonces me mostró la fuente y vi que los chipás estában puestos arriba de hojas de naranjo. Su mamá no tenía fuentes, ponía hojas de naranjo en el horno de barro y sobre eso apoyaba la masa para que no se quemen”, recuerda Hada Irastorza, coordinadora del equipo de Comunidad de la fundación Conservation Land Trust (CLT) cuando conoció a Juana Canteros, una codiciada cocinera de San Miguel que prepara almuerzos y viandas para turistas que pasan por el camino de su casa para ir a San Nicolás o la isla San Alonso.
En eso consiste el trabajo del equipo de Comunidad de CLT y Fundación Flora y Fauna Argentina, una fundación cuyo objetivo es la reintroducción de fauna extinta en el Parque Iberá y que además trabaja con las comunidades y municipios vecinos a los Esteros para incentivar el desarrollo de prestadores turísticos locales como una manera de frenar la migración de los más jóvenes y ganar aliados para la conservación del ambiente. “El trabajo que hacemos desde el equipo de Comunidad es identificar quiénes son los líderes de cada grupo, escucharlos y ver si ellos realmente tienen un interés en trabajar en el ecoturismo”, dice Hada y asegura: “Juanita es una de ellas”.
La potencia de Iberá a nivel turístico está dada por ese ecosistema increíble pero también por la cultura. Así, por ejemplo, el paraje Carambola conserva la vida típica del isleño. Para ir de una casa a la otra hay que hacerlo en canoa, como si fuera una pequeña Venecia. Las casas son de junco porque el sustrato es arena entonces no podrían hacerse de otro modo.
Raymundo Aguilar tiene 69 años y se destaca por ser el mejor constructor de canoas de San Miguel. “Hacer una canoa me lleva veinte días”.
“El acompañamiento a emprendedores es clave. Tratamos de rescatar al mejor canoero, o al que sabe hacer esa comida que ya en otro lugar no se prepara, eso hace la diferencia. Creemos que tienen potencial porque tienen el conocimiento del lugar y nos convertimos en un facilitador para que desarrollen su oficio como una fuente de trabajo propia”, concluye Hada.
Este artículo es un resumen de la noticia original publicada por La Nación: “Iberá: los oficios locales cobran valor con el ecoturismo”.