1.- Ecoturismo, medio rural y perspectivas de futuro
En los últimos tiempos parece que hay un auge del término Ecoturismo, pero siempre asociado a Espacios Naturales Protegidos. De hecho, la propia definición de la TIES nos dice “viaje responsable a áreas naturales, preferentemente espacios naturales protegidos, para conservar el medio ambiente y mejorar el bienestar de las personas locales”. España es el país de Europa con mayor número de áreas protegidas, lo que resulta un gran atractivo para nuestros vecinos europeos.
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2.- El turismo rural y el valor de lo artesano
En un mundo plastificado, forrado de redes interurbanas, materiales sintéticos y no biodegradables, el turismo rural representa la rebelión y emancipación de lo orgánico. La pulsión vital de lo que queda debajo y reclama su derecho a existir y alimentar el ciclo. Si levantamos la costra del asfalto, reaparecen los caminos, reoxigenamos la tierra, recuperamos la sustancia de sus alimentos o redescubrimos el valor de lo artesano.
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3.- Decálogo de buenas prácticas para un turismo rural sostenible
Este Decálogo de Buenas Prácticas para el Turista Rural, impulsado por el Observatorio del Turismo Rural (OTR) -liderado por Escapadarural.com, CETT-UB y Netquest- recoge diez consejos para contribuir a cuidar el entorno durante el viaje, desde la fase de planificación hasta la de regreso, según se informa en un comunicado.
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4.- Turismo sostenible y desarrollo rural
El turismo rural en España está a punto de extinción. El medio rural no tiene porvenir, y por ende, este sector también morirá, siendo una actividad sin futuro ni identidad, relegando sus áreas naturales y alojamientos como meros espacios de descanso anclados en el olvido.
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5.- ¡Ruraling! La dinamización del rural, de lo rústico a lo sostenible
Nos guste o no, la imagen del “rural” sigue estrechamente ligada a lo rústico: mezcla de agreste, anticuado y pobre. Una connotación de atraso, y hasta de suciedad, a ojos del esterilizado (y estéril) progreso sintético de las ciudades. Para muchos viajeros, ese atraso o esa rusticidad es la llave de una auténtica experiencia de viaje, llena de encanto pintoresco, tradicional, sabor, singularidad, etc. Para otros, cada vez más, no es el atraso, sino todo lo contrario, su innovación y progreso sostenible, lo que evoca hoy el rural. Ejemplo de ello son las casas rurales que refinan su carácter rústico con un confort y diseño interior que compense la naturaleza que las rodea, o con novedosas técnicas de permacultura y bioconstrucción.
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