El pobrismo, o lo que es lo mismo, esa forma de tratar la pobreza como si fuese un museo, que se mira pero no se toca, genera un obligado debate moral. Experimentar la pobreza desde dentro, pero sin intervenir en ella, en el caso de los clientes, o haciendo negocio de ella, en lo que respecta a las agencias, no deja lugar a la imparcialidad.
Una de las primeras agencias que se ha lanzado a ofertar estas “experiencias vitales únicas” es Emoya Luxury Hotel and Spa, que ha construido una imitación del típico poblado chabolista de Sudáfrica con 52 plazas. En el denominado Shanty Town todo está cuidado hasta el más mínimo detalle. Viejas chapas de colores cubren la caseta, las velas aportan la luz, el baño está en el exterior, el fuego está todo el día encendido y la radio funciona con pilas.
Eso sí, el terreno es privado y totalmente seguro (los niños no correrán ningún peligro, insisten en la página web) y todas las chabolas están equipadas con conexión wifi y suelo radiante.
Este artículo es un resumen de la noticia original publicada por El Confidencial. Puedes leer la noticia completa en este enlace: Así es el turismo pobrista: los lugares miserables a los que viajan los ricos