CultRuta nació en 2008 con la voluntad de convertirse en una oferta de ocio cultural alternativa al teatro, al cine o a los museos: descubrir la propia ciudad de Barcelona con guías profesiones que la muestran de forma amena y rigurosa. Laura Basagaña entrevista a su fundador, Joan Coll, para hablar de esta actividad de turismo responsable y de proximidad: rutas en catalán o castellano, con grupos limitados a 24 personas, con el uso de radioguías para una correcta audición sin contaminación acústica, y con guías de turismo habilitados por la Generalitat de Catalunya.
Laura: Uno de los objetivos de CultRuta es descubrir la propia ciudad de la mano de guías profesionales, ¿vuestra oferta está enfocada principalmente a los mismos residentes de Barcelona?
Joan: Exacto, la oferta viene condicionada por el hecho de que por un lado realizamos rutas en catalán o castellano (lo que deja fuera la mayoría de turistas de Barcelona), y por otro son rutas temáticas que difícilmente interesan a alguien que está de paso: hasta dos horas de actividad sobre temas en ocasiones muy específicos, como por ejemplo el “barrio chino”.
Y no solo es que nuestra oferta esta enfocada a los residentes sino que, efectivamente, la demanda va en este sentido: el 90% de nuestros clientes viven en Barcelona, ya sea en la propia ciudad o en el resto de la provincia. En muchas ocasiones son personas que aprovechan el fin de semana para venir a la ciudad a hacer gestiones, encontrarse con amigos, combinarlo con ocio gastronómico…
Laura: Es decir, que habéis cogido un producto tradicionalmente dirigido a los turistas y lo habéis adaptado para el disfrute de los propios residentes de la ciudad. En general, ¿cuál ha sido la acogida de este concepto innovador?
Joan: Puede ser visto así desde fuera, pero la génesis fue distinta. Yo tenía un conocimiento nulo del mercado turístico y su potencial; el acercamiento vino desde la vertiente cultural más que turística. Mi referente fueron las actividades de descubierta de barrios, patrimonio, etc. que ya hace décadas que organizan las bibliotecas, centros cívicos y otras instituciones, a menudo públicas de gestión privada, y alguna 100% privada que ya existía en 2008, como las rutas literarias de Icono Serveis Culturals y ItineraPlus. Las innovaciones que ha aportado CultRuta desde 2008 son:
– Ampliar temáticas (hemos sido los primeros en ofrecer de forma regular rutas sobre la Guerra Civil, comunidades migrantes, historias del metro, etc.).
– Gestión 100% privada e independiente, sin subvenciones, con voluntad de crear marca, fidelizar clientes, y a la vez mantener la independencia del discurso.
– Mejorar la experiencia del usuario (contratación fácil, atención 7 días a la semana, guías profesionales) y minimizar el impacto en el entorno (uso de radioguías, grupos limitados).
Laura: ¿Cómo se acaba acercando esta iniciativa al sector turístico?
Joan: Aunque inicialmente la había planteado como una actividad de ocio cultural, una vez establecida la actividad se va acercando más al concepto de turismo de proximidad, por dos factores:
- El único filtro oficial de guías profesionales existente a día de hoy es el de turismo y, por tanto, empecé a dar trabajo a profesionales del turismo.
- Nacer en pleno inicio de la crisis económica hizo que muchos clientes nos escogiesen como alternativa no al teatro o al cine, sino como alternativa a una escapada de fin de semana.
Laura: En vuestros menos de diez años de trayectoria habéis ganado varios premios, ¿dirías que en los últimos años ha incrementado el interés de los residentes hacia su propio patrimonio?
Joan: Rotundamente, ¡sí! Lo hemos visto desde muchos ámbitos como las iniciativas de visitas temáticas como CultRuta (y tantas otras que han aparecido en este tiempo), también desde el mundo editorial después de la novela histórica, al menos en Barcelona, ha habido un boom de las historias ocultas, secretos de las calles…
Además se ha incrementado la apertura de espacios que normalmente están cerrados al público (48h OpenHouse, Casas Singulares…), así como la aparición de portales web y aplicaciones móviles que incentivan a los residentes a hacer de guías / anfitriones para turistas (con diferentes grados de transparencia y rigor). Incluso nuevos estudios universitarios de posgrado (y otros no reglados) sobre la interpretación y difusión del patrimonio.
Laura: Ante toda esta oferta que comentas, generada por este interés creciente en el patrimonio de la ciudad, ¿qué es lo que diferencia CultRuta de la competencia?
Joan: En primer lugar, la profesionalidad y la cura de mimar el producto. No hacemos promociones agresivas para captar clientes, nos esforzamos en dejar muy satisfecho a quien viene para que éste repita, regale y recomiende: trabajamos básicamente la calidad y la sostenibilidad para conseguir la fidelización de tres ejes:
– De los guías: tratos bilaterales con profesionales autónomos independientes, lo cual garantiza que hacen la actividad porque quieren y les compensa, no únicamente por necesidad económica.
– De la propia actividad: rigurosa y amena, cómoda con las radioguías, respetuosa con los vecinos… Esta calidad es evaluada por los propios asistentes al terminar la actividad.
– De la atención al cliente: somos la única iniciativa con un punto de encuentro propio, con baños, agua y café, y atención presencial y telefónica 7 días a la semana.
Laura: Después de todos estos años de recorrido, ¿cuáles son vuestros sueños y proyectos para el futuro?
Joan: Un buen reto es ir más allá de la visita guiada. Es nuestra especialidad y no queremos dejarla, pero entendemos que dentro del concepto de “ruta cultural” debe poder entrar algo más. Bajo petición ya hacemos despedidas de soltero, pequeñas gincanas para empresa… El próximo mes de junio empezaremos una ruta por las bibliotecas de Barcelona que será la primera que haremos abierta al público individual. Ojalá a la larga podamos, además de las visitas, ofrecer al público general algo más interactivo e innovador y que seamos capaces de hacerlo igual de bien.
Un buen sueño (porque es más a medio-largo plazo) es poder salir de Barcelona. Hay muchos retos, prejuicios y cuestiones logísticas a resolver, pero sería una gran satisfacción para mí poder mostrar el resto de Catalunya y ayudar a descentralizar todavía más el ocio cultural de nuestro país. Se lo merecen la ciudad y su ciudadanía, y se lo merecen muchísimo poblaciones donde realmente se desea este tipo de turismo, y donde hay patrimonio, historia y atractivos para mostrar, siempre que se haga de forma responsable y con calidad.
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