El turismo rural se sigue viendo a menudo como un producto turístico más, ligado al campo o la tradición, otro negocio del sector servicios asociado al descanso y el ocio. Pero quienes lo tratamos un poco sabemos que no es así, sino que además de una tendencia aún por definir y con mucho camino por explorar, el turismo rural extralimita la actividad turística y es antes un revulsivo ambiental, social y económico que otra simple oferta lúdica como el turismo de playa o el turismo cultural. ¿Por qué? Por su enfoque novedoso:
Ecológico: el turismo puede ser el hábito social y la actividad económica que más riqueza genera y pone en valor un lugar, al convertirlo en destino y foco de atracción. La única actividad que hace eso por la naturaleza, dinamizándola, es el turismo rural, no ya apelando a la tradición, sino a la aventura, la salud, la innovación o el progreso sostenible, prefigurando el cambio de vida que la sociedad actual demanda, y reinventado la economía rural y sus recursos. Más que una oferta de ocio campestre puede ser el revulsivo ambiental más efectivo.
Integrador: un hotel no hace más que aislarnos en nuestro papel de forasteros. Ante la recepción de ascensor y moqueta, el turismo rural ha logrado devolvernos la calidez (y calidad) casera y genuina de la hostelería original, autóctona y unida a la forma de vida nativa, desbancada en nuestro país por las cadenas hoteleras y su imagen corporativa, a diferencia del Bed&Breakfast europeo que nunca desapareció. No sólo lo ha hecho en el rural, sino que se ha introducido en la ciudad, con hoteles de gestión familiar y sostenible.
Experiencial: lo más importante y aún por explotar: reeducarnos a mirar y admirar la vida desde una escala en la que el tiempo se desacelere al ritmo de la naturaleza, la vista vuelva a escrutar el horizonte y la experiencia recupere la intuición de todos los sentidos. Pese a liberar esa experiencia, abducida por las pantallas y el ritmo de vida urbano, nuestra percepción ambiental es cada vez más pobre, pobre en algo de lo que no somos conscientes y que el turismo rural debe desenterrar: la mirada sostenible.
Este artículo ha sido escrito por Aldán para Ceres Ecotur y reproducido aquí con permiso del autor. Puedes seguir a Aldán en Twitter y conectar con él en LinkedIn.