El turismo responsable y sostenible incide especialmente en el desarrollo de una actividad turística desde la participación activa y directa de la población local en una relación de intercambio con el viajero, que garantice los niveles de calidad exigibles de los servicios ofrecidos y la distribución equitativa de sus márgenes de beneficio en el destino y sus principales actores principales.
Estamos ante un nuevo consumidor con fácil acceso a la información. Este toma conciencia de la interrelación de los problemas en el territorio, y empieza a entender que sus elecciones a la hora de emprender un viaje, comprar y consumir tienen una capacidad de influencia en el propio destino de forma decisiva.
Uno de los modelos turísticos alternativos que ofrece posibilidades sobre una gestión justa de los recursos, autenticidad, responsabilidad y sostenibilidad es sin duda el turismo rural comunitario. Este tipo de turismo se presenta como un eficiente motor de desarrollo en cualquier territorio o destino que se gestione desde la propia comunidad con un carácter local.
Los impactos culturales que puede provocar el turismo son muy variados, hay algunos que han suscitado un especial interés y debate. Entre ellos, podemos resaltar su capacidad de consolidar o enfrentar estereotipos, de favorecer procesos de cambio en las normas, y valores sociales, o bien de revalorizar o dañar el patrimonio.
El turismo es un sector económico en crecimiento. Está ligado al uso del patrimonio natural y cultural. La falta de ordenamiento y regulación han dado lugar a un turismo masivo y descontrolado que amenaza al patrimonio, generando problemas sociales que han alterado los modos de vida principalmente de las comunidades. ( Ejemplo: Barcelona o Alicante)
Estas debilidades inciden en la calidad del turismo con una oferta poca diversificada y atención deficiente al turista. Sin embargo, si gestionamos nuestros destinos de una forma responsable, sostenible y local convertiremos el turismo en una interrelación cultural real, donde viajero y anfitrión tienen la oportunidad de observar usos y costumbres enriqueciéndose culturalmente.
Uno de los propósitos fundamentales que tiene el turismo comunitario es mostrar, difundir, conservar y preservar sus ecosistemas, su forma de vida, sus costumbres, su economía y demás aspectos de la vida de los habitantes de la comunidad; complementadas con visitas guiadas, talleres artesanales, fiestas gastronómicas, etc..
Por ello es necesario concebir un modelo de turismo basado en la valorización del patrimonio como generador de valor agregado para las poblaciones locales, afirmando la necesidad de revertir el modelo de consumismo por un modelo de desarrollo social, con identidad, económico y ambientalmente sostenible.