¿Afrontar la crisis económica en turismo?

¿Afrontar la crisis económica en turismo?

A nivel global el impacto económico en el sector turismo ha sido uno de los más reconocidos por la OMT (Organización Mundial del Turismo). Se han generando dispersos pronunciamientos, críticas, acciones, sentimientos encontrados entre otros y a múltiples escalas en los actores de la actividad global.

Dentro de las acciones de reacción de los actores del turismo han y siguen siendo solicitar subsidios económicos o apoyos de diversos tipos al estado, a ministerios, a organismos nacionales e internacionales. Y muchos se están realizando aunque no es suficiente, a pesar del riesgo e impacto en la economía del estado. La insatisfacción, por cómo se está trabajando en turismo desde el estado y las respuestas a gremios, asociados y población afectada, es masiva. Se sigue el patrón diseñado por la cultura reduccionista, donde el interés económico inmediato propio, el individualismo, la competencia y la dependencia paternalista, brillan en su máxima expresión en nombre de un colectivo afectado, sumiéndose en el victimismo puro y alimentado por la masa popular.

Si bien las palabras de resiliencia, reinvención, innovación, co-creación, transformación, etc., se han convertido en términos populares en las pláticas de turismo, no se considera su entendimiento profundo real y las implicaciones que conllevan. Considerando la recesión económica post Covid-19 que nos espera no solo en Latinoamérica sino también a nivel global, urgen preocupaciones desde todos los sectores. Obviamente se generan y proponen soluciones para las necesidades primarias y donde el turismo para ciertos mercados pasaría a ser una necesidad básica de bienestar. 

Consideremos que la actividad turística pasó de ser una actividad de posición social muchas veces a necesidad de salud y bienestar. El perfil de estilo de vida de la población en los últimos 20 años han llamado desarrollo y calidad de vida a la inclusión de viajes y turismo en destinos exóticos, de moda, entre otros. Esto ha implicado viajes de alto impacto ambiental que han sido crecientes y accesibles cada vez más con los diversos tipos de economías colaborativas (AirBnB, UBER, etc.). Además, se han incrementado con la crisis de sobrepoblación mundial bajo un cáncer sistémico de inequidad y competencia entre los ricos y más ricos del mundo, donde prima la imagen de estatus QUO.

Entonces, vemos que el actual sistema, que se basa en la economía del dinero por más dinero, se ha convertido en el vicio promotor  incrustándose en la moral y la consciencia del ser humano. Sabemos que la moneda moderna es una unidad de intercambio con un valor creada por el sistema bancario a través del mecanismo de la deuda, pública y privada par más deuda interminable.

Esta crisis sanitaria actual, que afecta directamente al sistema económico donde escasea esta unidad de intercambio llamado dinero físico, surgen otras formas de generar dinámica y circulación económica. Una podría ser a través del intercambio o uso de una moneda social, como se hizo desde el inicio y evolución de nuestra especie. ¿Podríamos utilizar el sistema económico ancestral de nuestros antepasados en diferentes sectores? Un reto que ya está funcionando desde hace muchos años en diversos lugares del mundo como Suiza, Dinamarca, Alemania, España, Costa Rica, etc….Más que reto sería acelerar la disrupción del manejo económico dominante mundial.

A partir de otras crisis económica, la moneda social ya se está implementando en diversas partes del mundo en diferentes formas, desde la tradicional y empírica del TRUEQUE o el Sistema AYNI (intercambio de servicio físico), hasta los sistemas sofisticados de la tecnología del Blockchain. Todos ellos ayudan a dinamizar la economía desde pequeños barrios, comunidades, pueblos y ciudades.

¿Sería una opción, implementar una moneda social para el turismo interno-doméstico?

Es todo un reto cómo se están preparando los destinos para atravesar esta recesión económica y al mismo tiempo generar servicios turísticos que maximicen los beneficios en todos los actores de la cadena de valor del turismo, con estándares de seguridad, salubridad y sanitidad, calidad, únicos, transformadores, regenerativos y a costos accesibles para el mercado doméstico o turismo interno.

Sin duda, en la sabiduría ancestral existen muchas soluciones perfectas si la capacidad de innovación se concentra en la observación profunda. Los sistemas de uso de monedas sociales o comunitarias están comenzando a crecer como lo vemos en diferentes países desarrollados y al mismo tiempo cubren de inmediato necesidades de la población local que el sistema de comercio tradicional no lo podrá hacer por esta crisis sanitaria. Además, que las monedas sociales alternativas se perfilan en un adecuado manejo de proyectos a escala local, con grandes beneficios ambientales, sociales, culturales y espirituales.

Si bien, tenemos  necesidades básicas como personas. Somos parte de un colectivo que por naturaleza requiere movimiento constante de intercambio llamado comercio y donde la utilización de la moneda social tiene una importancia potencial.

¿Afrontar la crisis económica en turismo?
Foto: Vanesa Ccahua G.

Ventajas de la implementación de una Moneda Social Turística:

  • Genera ocupación, necesidad de colaboración (trabajo) e incentiva el consumo interno. El intercambio de productos y servicios locales directos requerirá colaboradores locales para el abastecimiento de la demanda de turismo interno. También deberá ponerse en valor conjuntamente el comercio, el consumo local de los servicios y las experiencias turísticas.
  • Fomenta la identidad cultural local. Al dinamizar los productos y servicios locales (valores gastronómicos, culturales, ambientales, medicinales, étnicos, etc.) se generan diversas sinergias en las personas que reafirman la identidad y sentido del lugar. Los saberes, la colaboración, la cultura y los ritmos sociales convergen para cubrir las necesidades de la población con fines de bienestar social igualitarios en todos los actores.
  • Fortalece la economía local (Empoderamiento económico). Sabemos que el sistema de comercio actual es dependiente al sistema capitalista de comercio masivo transcultural. La implementación de una moneda social, incentivaría el valor del servicio o uso del bien local, por el sentido de interacción local en lugar y experiencia. 
  • Robustece el cuidado y conservación ambiental. Al dinamizar el intercambio de productos y servicios entre locales minimizando la dependencia del comercio masivo, se minimiza el impacto ambiental que se generan por las grandes cadenas de distribución que estamos acostumbrados a consumir. Los viajes internos y domésticos, sin duda, aportarán a minimizar la huella ambiental y contaminación usual que se tenía en el viejo turismo, al maximizar el uso de los servicios y recursos locales que requieren menos transformación.
  • Es de carácter altamente inclusivo y de género. Para la implementación del uso de la moneda social en turismo, se generaría a través de grupos u organizaciones participativas de carácter igualitario en género, por todos los sectores y actores de la cadena de valor del turismo local. Todos trabajarían en beneficio de la reactivación económica turística de un determinado proyecto, emprendimiento, comunidad o destino turístico, con la idea que lleguen a considerarse alternativas de gestión económica autónomas válidas para gestiones públicas.Esto es una consecuencia natural de la autoorganización y gestión económica local de un determinado destino. 
  • Se fundamenta en la espiritualidad (base filosófica). El uso de la moneda social para el turismo estaría fundamentado en principios inherentes al ser humano fundamentados en valores éticos y morales. La confianza sería el eje motor de las interacciones económicas de un determinado proyecto, emprendimiento, comunidad o destino turístico local.
  • Acelera el cambio de paradigma global. A más de que la crisis sistémica aceleró el cambio de paradigma en muchos sectores, pues, la opción de este paradigma emergente pretende dejar atrás el sistema capitalista-reduccionista. El uso e implementación de una moneda social complementaria es necesaria, para enfrentar la problemática sistémica. Esto sería crucial en turismo.

¿Cómo funcionaría?

Podría darse de diversas formas, donde la creatividad desde la libertad, que son condiciones innatas al ser humano, son infinitas. Por ejemplo creando bancos de tiempo que en algunos países latinos se les llama AYNI (palabra quechua que significa reciprocidad, trabajo colaborativo) o sistemas de Trueque. Son intercambios de servicios basados en centros de ahorro de tiempo o de bienes y productos. También se delega o crea un valor a la moneda actual, a servicios y productos que generen bancos de ahorro y de valor en tiempos y espacios determinados. Todo bajo la organización y acuerdos locales.

Actualmente en diferentes países desarrollados funcionan bien y en creciente empoderamiento exitoso. Son una alternativa para adaptarse y renacer transformados de la mejor manera de acuerdo a las búsquedas de las nuevas tendencias en el mercado. Será un enfoque más colaborativo en todos los sectores y el turismo debe estar preparado para esta tendencia.

Con el uso de la tecnología y plataformas de algoritmos de la Bigdata, entre otros, se abren un abanico de oportunidades para los emprendedores y la resiliencia en nuestro sector. Hoy es más que nunca, la mejor opción para empujar a esa disrupción del sistema económico basado en la inequidad, donde el 1% posee, maneja y manipula al resto del mundo. El turismo desde un enfoque regenerativo con propuestas de manejo de moneda social complementaria, puede ser una de las mejores formas crecientes e innovadoras genuinas de aporte al renacer del nuevo turismo global.

Vanesa Cchaua Gutiérrez
Vanesa Cchaua Gutiérrez
Especialista en turismo sostenible y turismo regenerativo, con diferentes roles de trabajo independiente de turismo sostenible en Latinoamérica y El Caribe. Desempeña diferentes roles de asesoría, consultoría y auditorías internas para el cumplimiento de estándares de certificación en turismo sostenible. Emprendedora, guía e intérprete ambiental de turismo en Perú.

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