Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Esperanza e Ivelisse
Esperanza e Ivelisse

Sonido del Yaque es considerado el primer proyecto de desarrollo comunitario de República Dominicana, y se encuentra ubicado en torno a la comunidad de Los Calabazos, en el municipio de Jarabacoa.

Este alojamiento rural, escondido entre las montañas de la Cordillera Central y a orillas del río Yaque, está formado por pequeñas cabañas que son íntegramente administradas por el Club de Madres Nueva Esperanza: un grupo de mujeres empoderadas y concienciadas de las necesidades de su comunidad que buscaban crear una fuente de empleo que mejorara la calidad de vida de las familias de Los Calabazos.

En nuestra visita al Sonido del Yaque, pudimos entrevistar a sus fundadoras: Esperanza Marte Vitoriano y su hija Ivelisse Bautista Marte, sobre los inicios y el presente de este inspirador proyecto.


Lucía: Sonido del Yaque se considera el primer proyecto de turismo comunitario en el país, ¿qué retos os habéis encontrado en el camino?

Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Esperanza: La verdad que el mayor reto fue iniciar sin tener ningún conocimiento, porque no tuve la oportunidad de estudiar. Sin embargo, a través del aprendizaje y la experiencia fuimos mejorando y prueba de ello es haber recibido el premio “Mujeres emprendedores que cambian el mundo” en Jarabacoa, y eso para mí es un orgullo y una gran motivación para creer que si uno se lo propone, todo se puede.

Al ser el primer proyecto de ecoturismo comunitario, otras comunidades de todo el país han venido a visitarnos, y a intercambiar y adquirir experiencia y conocimiento sobre cómo gestionar su proyecto, y eso siempre nos llena de alegría.

Lucía: ¿De qué forma cree que el proyecto ha mejorado su calidad de vida desde que se fundó en 1997 y cómo surgió esta idea?

Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Ivelisse: Todo comenzó cuando se empezó a hacer rafting en Jarabacoa, porque el río Yaque del Norte pasa por Los Calabazos y los turistas hacían aquí una parada para desayunar o comer algo. Así surgió la idea de tener un rancho restaurante, a raíz del cual las personas comenzaron también a hacer diferentes actividades como cursos y talleres. Después, la demanda se hizo más grande y también querían hospedarse porque les gustaba mucho el lugar, pero no teníamos dónde. Y así inició el proyecto de las cabañas. Recibimos varias ayudas y donaciones para construirlas y mi padre donó el terreno para que el alojamiento estuviera separado de nuestras viviendas, para mayor comodidad de las demás socias y también de los clientes y que, además así, estuvieran ubicadas donde ya teníamos el comedor.

Esperanza: Desde el inicio del proyecto se han logrado muchas cosas que han ido mejorando la calidad de vida de nuestra comunidad. Por ejemplo las mujeres, que lo único que hacíamos era cocinar, limpiar y cuidar la casa, ahora recibimos nuestros propios ingresos. También se ha conseguido que todas las viviendas tengan luz e inodoro propio en las casas, con un acueducto y seis estanques para que tengan descanso todas las tuberías y no haya riesgo de que los desperdicios lleguen al río.

La escuela que hay ahora era, en realidad, un club que utilizábamos como espacio de reuniones; pero después de que se cerrara la que había más cercana, cedimos el local para que los niños no se quedaran sin clases. Los libros y las mochilas también se han conseguido gracias al proyecto. Todo son cosas que, para nosotros, simplemente son patrimonio de la comunidad.

Lucía: ¿Qué tipo de actividades os distinguen como proyecto de turismo comunitario que no haga otro alojamiento aquí en Jarabacoa?

Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Esperanza: Bueno, tenemos las fogatas, las tardes alegres donde se hacen cuentos, y también ofrecemos distintos tours por la montaña y por nuestras fincas orgánicas. Aunque creo que lo que más les gusta a los clientes es que, a veces, dejamos que sea una familia de la comunidad la que les atienda. De esta forma, dicen que viven una experiencia más real, conocen mejor la cultura dominicana y se sienten como en casa. Lo que también dicen que más caracteriza a Sonido del Yaque es que se siente paz y tranquilidad.

Lucía: República Dominicana es la estrella del paquete de “sol y playa”, ¿qué tipo de experiencia buscan los viajeros que se alojan en Sonido del Yaque y qué es lo que más valoran del lugar?

Ivelisse: Es cierto que, aunque Jarabacoa no tenga playa, los turistas aprecian mucho la naturaleza que tenemos y la acogida y la atención que les damos. También desconectan y descansan de la ciudad, vienen a respirar aire puro y limpio y a disfrutar del río y la montaña. Esas son las cosas que les atraen más.

Lucía: ¿Cuáles son las actividades o talleres que más directamente significan para la comunidad una fuente de ingresos procedente del proyecto?

Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Ivelisse: Todos los ingresos se reparten por igual entre las familias de la comunidad; de hecho, la forma en que nos organizamos fue lo que más fama dio al proyecto. Las mujeres de la comunidad tenemos nuestro comité administrativo que se reúne de forma quincenal y, a través de los “sanes” o ahorros, distribuimos los ingresos que llegan directamente del proyecto.

Incluso, hacemos una lista con lo que las socias necesitan y lo sacamos de ahí para ayudarnos entre todas. También nos repartimos las tareas; como supervisar las habitaciones, la limpieza o la cocina; aunque el salario no sea fijo, sino que depende de la cantidad de clientes que tengamos cada mes. Por otro lado, hacemos cursos de artesanía, se venden pulseras y bolsos hechos a mano, otras venden café, cacao, miel, fresas… y esos ingresos les llegan a cada uno directamente.

Lucía: ¿Qué medida de ahorro destacaría en la gestión sostenible que se hace de energía, agua o residuos?

Sonido del Yaque, primer proyecto de turismo comunitario en República Dominicana.

Esperanza: A través de la planta hidroeléctrica tenemos luz propia. También clasificamos toda la basura; utilizando como abono los desperdicios orgánicos, elaborando artesanía con lo que se pueden reciclar y llevando a un punto de recogida de basura el resto.

Tras años de esfuerzo, se ha reforestado gran parte de la loma que rodea el proyecto, que quedó arrasada tras un incendio mucho antes de que existiera Sonido del Yaque.

Siempre tratamos de concienciar a toda la comunidad de la importancia de cuidar y proteger el medio ambiente, incluso a los clientes que se alojan, que a veces colaboran para ayudarnos en esta labor. Vivimos y convivimos con la naturaleza, por eso tratamos de mejorar e incorporarlo en nuestro trabajo día a día.

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