La Ponte: un ecomuseo gestionado por su comunidad

Pablo La Ponte

Hablamos con Pablo López quien nos cuenta la historia y la visión de La Ponte, un ecomuseo de gestión comunitaria en Santo Adriano, Asturias. Su modelo de gestión del patrimonio está caracterizado por el empoderamiento de la sociedad civil hacia el mismo, y por si fuera menos, este año han ganado los Oscar de los Museos en Londres “Soft Power Destinations Award”.


Verónica: ¿Cuándo y cómo se forma La Ponte

Pablo: La asociación se formó en el año 2011, pero empieza a coger forma como lo que hoy conocemos como Ecomuséu en el año 2013. Para entender La Ponte creo que es importante ver un poco de dónde viene y dónde se gesta. Para ello yo destacaría dos cosas. Por un lado el trabajo del grupo de investigación de Arqueología Agraria en el que Villanueva de Santo Adriano es uno de los lugares en los que se centra la investigación de este grupo. Este proyecto liderado por la profesora Margarita Fernández Mier va más allá de la propia investigación arqueológica, ya que se ha convertido en todo un referente, y sobre todo de implicación con la población local y el desarrollo rural. Por otro lado, la agrupación de los 4 socios fundadores: Jesús, Cristina, Isabel y Álvaro, a los que se fueron sumando más gente hasta congregar a un grupo de entre 20 a 25 personas que constituyen actualmente La Ponte.

La Ponte: un ecomuseo gestionado por su comunidad

La Ponte es un proyecto que se mueve en tres ámbitos: por un lado el económico, generando riqueza en el ámbito de la economía social; la actividad investigadora, siendo un proyecto de investigación, difusión y divulgación científica; y por último, como un proyecto social en el que reivindicar nuevos modelos más igualitarios, sostenibles y ecológicos en el ámbito patrimonial y de desarrollo rural. La asociación cultural se formó para dar cabida jurídica a un proyecto de Ecomuseo, ya que en España los museos no tienen forma jurídica propia. Este proyecto consistía en una gestión desde la sociedad civil de diversos recursos patrimoniales, que permitieran generar riqueza en la zona y a la propia comunidad local, entre otras cosas generando un puesto de empleo en el mundo rural. Pero que también permitiera acercar ese patrimonio a los propios vecinos del concejo y al público en general. De esta manera se trata de socializar el patrimonio y a la vez hacer divulgación y difusión del mismo. Sin olvidar la propia actividad investigadora, tanto del pasado como la reflexión interna del funcionamiento del Ecomuséu.

Esta última reflexión es la que nos lleva al tercer ámbito de La Ponte, el ámbito social ya que no podemos dejar de reivindicar derechos sociales y denunciar desigualdades, tanto en el ámbito de lo patrimonial como en otro de los aspectos en los que más involucrados estamos, el de la lucha por la supervivencia del mundo rural. Podemos decir que en definitiva La Ponte es una forma de llevar al plano práctico todos los principios teóricos sobre una gestión patrimonial que fuera más ecológica, más social y más sostenible. En otras palabras innovación social en la gestión patrimonial y cultural.

Verónica: ¿Cuáles son los mayores problemas a los que os habéis enfrentado para iniciar la actividad y a lo largo de estos años que lleváis trabajando? ¿Tenéis apoyo de la administración pública?

Pablo: Bueno, el primer problema, además de dar con el modelo jurídico que se ajustara a un proyecto tan novedoso, fue sin duda el hacer entender a las administraciones qué era La Ponte, ya que se trataba de un proyecto novedoso y pionero en Asturias, y esto fue complejo. Somos un proyecto autogestionado, lo cual nos hace libres, y eso, por desgracia, se ve como algo extraño. Aun así, dependemos mucho de la administración pública, de cambios políticos y decisiones que pocas veces tienen que ver con lo que hacemos. En el pasado por ejemplo nos tuvimos que enfrentar a la oposición del anterior alcalde de Santo Adriano a la existencia de La Ponte, aunque la situación ha mejorado mucho con la actual corporación municipal.

La Ponte

Otro de los problemas que nos enfrentamos actualmente, derivado de nuestra condición de entidad autegestionada, es la difusión. Carecemos de fondos para llegar a nuestro público, ya que no tenemos recursos para invertir en publicidad, lo que hace plantear el futuro a medio-largo plazo. Por último, y como reto más importante para nosotros, es la barrera inicial con a población local. Al principio nos identificaban con la imagen que concordaba con la visión de la población local envejecida y acostumbrada a otro tipo de actividades. Aunque a través de nuestro trabajo, y de esforzarnos mucho en la profesionalización de lo que hacemos, hemos conseguido cambiar esta idea y ser respetados. Sin embargo, esta profesionalización generó un segundo problema, que es la barrera que la ciencia ha creado con la sociedad en la forma de frases como “yo de eso no entiendo” o “eso es cosa de estudiados”. Esto termina por ser una constante, lo que genera la necesidad de comunicar aspectos del patrimonio utilizando un lenguaje sencillo que integre a la comunidad local en las propias actividades a través de los talleres.

Verónica: ¿Por qué apostáis por crear espacios de ocio y dinamización social en el medio rural y por qué es esto necesario?

Pablo: Yo siempre digo una frase cuando hablo de nuestra implicación en el desarrollo rural, y es que yo quiero vivir en un pueblo del siglo XXI, no del siglo XIX. Y como cualquier persona del siglo XXI una de las cosas que se reivindican para tener una vida plena es el poder disponer de espacios de ocio y actividad social también en una zona rural. Por eso creemos necesario generar este tipo de actividades en el medio rural para que no sean solamente actividades del mundo urbano.

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También son necesarias por otro motivo, el de crear comunidad. Existen ciertos lugares denominados “no lugares” o que simplemente han desaparecido y eran espacios destinados a la socialización y la reunión de los miembros de la comunidad. Estos espacios en el mundo rural han quedado en desuso, bien por las nuevas costumbres de la sociedad actual o por la propia despoblación rural. Por eso hay que recuperarlos o crear otros nuevos espacios que sirvan para crear lazos y reformar ese sentido de comunidad que al fin y al cabo es la base para poder recuperar la vida rural. Al fin y al cabo fueron estos vínculos (trabajo comunal, solidaridad, gestión de su territorio…), los que permitieron  a los pueblos funcionar en el pasado y por eso urge fortalecerlos hoy en día.

Verónica: ¿Qué es para vosotros el Turismo Sostenible?

Pablo: Bueno, no sé si existe un turismo que sea sostenible ya que por definición el turismo es destructivo. Pero si creo que hay un turismo que puede ser lo más sostenible posible y en este caso añadiría un turismo rural sostenible, que es al que nos dedicamos. Este sería el turismo que revierte directamente en la propia población local. Un turismo que no sea de masas, que se adapte a la propia idiosincrasia del lugar que visita y que en definitiva funcione como un complemento económico que permita afianzar y asentar población en el medio rural. Un turismo que ayude a mantener el modelo tradicional de explotación de un territorio.

Verónica: ¿Cuál es la relación entre el turismo sostenible y el desarrollo rural? ¿Cuál crees que es el futuro del turismo sostenible?

Pablo: La relación entre un turismo sostenible y el desarrollo rural es vital. Creo que el uno sin el otro no podrían sobrevivir. El turismo tiene que ayudar a afianzar población y mantener los usos tradicionales de un territorio, y el desarrollo rural no se puede entender sin la conservación de estos modelos tradicionales. Por otra parte no puede haber turismo sostenible sin un territorio cuidado por unos usos y costumbres tradicionales ni mucho menos pude existir turismo sostenible si no se respetan y viven las experiencias de esa sociedad tradicional.

El futuro del turismo sostenible es incierto igual de incierto que es el del desarrollo rural. Muchas veces se confunde turismo sostenible con el mero turismo rural, o de masas que es por el que se está apostado actualmente en Asturias masificando zonas con un turismo poco responsable y que para nada revierte en la población local y mucho menos contribuye a mantener los sistemas tradicionales de explotación del medio.

Pablo en AsturiasCorremos un gran riesgo, y es que el turismo es hoy en día uno de los negocios en mayor auge del mundo, y en España en particular es la mayor fuente de ingresos. Por eso es importante sentarse, pensar y recapacitar sobre qué modelo de turismo se necesita para cada zona en concreto. Es muy fácil terminar sucumbiendo a la divisa (tanto nacional como extranjera) y a un “todo vale” en cuestión de turismo. Pero eso no es así, tenemos que ser capaces de reflexionar críticamente sobre nuestros propios actos, ver que es lo que está pasando en zonas turísticamente masificadas y ser capaces de generar nuestro propio modelo de turismo sostenible.

Verónica: ¿Crees que es importante abrir las empresas agroalimentarias al turismo?

Pablo: Si, como bien he dicho anteriormente el turismo tiene que ser el complemento económico que permita que las empresas rurales sean viables sin perder su carácter tradicional, lo cual no quiere decir que no puedan modernizarse. Y en esta modernización no pasa por implantar los sistemas tecnológicos más avanzados, si no por buscar nuevos mercados en los que vender el producto y el trabajo. Además en las empresas del sector primario es muy importante dar a conocer el modo de trabajo, ya que de esta forma el consumidor entiende cual es el motivo del posible sobrecoste del producto. Se trata simplemente de volver a poner en contacto al consumidor con el productor. 

Verónica: ¿Qué consejos le darías a una persona que quiere emprender en tu sector?

Pablo: Paciencia. Vivimos en una sociedad muy inmediata y cortoplacista (supongo que la política nos influye más de lo que pensamos), pero este tipo de proyectos tienen que ser pensados a medio y largo plazo y requieren sacrificio. Cualquier trabajo y más el social o comunal requieren de mucho esfuerzo y sacrificio personal, pero las recompensas personales son muchos mayores.

Si te gustaría saber más sobre La Ponte, puedes visitar su página web o seguirles en Facebook.
Esta entrevista forma parte de nuestra serie de entrevistas con emprendedores de turismo sostenible en Asturias.
Verónica Álvarez Cachafeiro
Verónica Álvarez Cachafeiro
Verónica Álvarez es profesional del Ecoturismo y Desarrollo Rural. Además, desarrolla talleres y actividades de Educación Ambiental, y tiene su propio proyecto de turismo activo / Ecoturismo en Asturias llamado Lláscara. Es especialista en interpretación del paisaje rural, siempre con el fin de potenciar el entorno y sus tradiciones.

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